En la visita al museo Franz Mayer nos encontramos con la exposición “Huellas de la Bauhaus. Van Beuren, México”. Donde, precisamente, nos relata la vida de Michael Van Beuren y su influencia como destacado diseñador del arte moderno e industrial en nuestro país. Van Beuren estudió arquitectura y diseño en la prestigiosa escuela alemana “Bauhaus”; fue la escuela de diseño, arte y arquitectura fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania) y cerrada por las autoridades en el año 1933[1], en 1931-1932 en Dessau y posteriormente, cuando la escuela cerró, tomó clases particulares con Mies van der Rohe.
En 1937 van Beuren, buscando nuevos horizontes, viajó a nuestro país para prosperar como arquitecto pero no pudo ejercer su carrera aquí y decidió probar con el diseño, donde le fue bastante bien pues diseñó casas, bungalows, sillones Alacrán y San Miguel, mesas, escritorios, cómodas, etcétera. Con los cuales se destacó en tres líneas, diseñadas gracias a la aleación con su antiguos compañero de la bauhaus Klaus Grabe y hermano, las cuales fueron la primavera junto con Grabe en Domus, línea pino 500 y línea danesa en muebles van Beuren; en donde en cada una utilizo la madera como herramienta aunque obviamente poseían características y funciones diferentes ya que conforme pasaba el tiempo sus diseños se volvían cada vez mas industriales y; por lo tanto, más modernos, funcionales y comerciales.
Michael van Beuren junto con su hermano Freddy van Beuren y su colega de la escuela Bauhaus Klaus Grabe lograron traer la influencia modernista e industrial de la Bauhaus a nuestro país, ayudando de cierta manera a la economía del mismo, pues estaban especialmente enfocados para el mercado mexicano que se extendió por todo el mundo, pues sus diseños eran innovadores, cómodos y funcionales, el diseño de estos los hacía a su vez agradables a la vista lo cual influenciaba en el cliente, que es precisamente donde resalta la influencia de la Bauhaus.
"La propuesta de Van Beuren logró definir una nueva era del diseño en México, ya que con su estilo despertó el deseo de los mexicanos por dejar atrás la tradición europea y querer acentuar aquello que por su función les fuera útil, económico y estéticamente bello", dijo la curadora de la muestra, Ana Elena Mallet.[2]
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